Los 55 años que acaba de cumplir Prince Rogers Nelson merecen la ocasión de repasar por alto una larga carrera. Músico, cantante, compositor, productor, arreglista, intérprete de casi todos los instrumentos que utiliza en sus discos, visionario en lo musical en los años 80 y en lo que se refiere al uso de Internet para promocionar su obra y a los derechos de los artistas frente a las multinacionales en los años 90, polémico, director de cine nefasto, cazatalentos más o menos afortunado de nuevos artistas con especial predilección por las féminas de buen ver, reciclador de las fuentes musicales de sus maestros (Sly Stone, James Brown, George Clinton, Miles Davis, Santana, etc) para pasarlas por su filtro y leyenda en vida de las que creen todavía en el poder de los instrumentos reales y el directo sin trucos en la época de los Justin Bieber y compañía. Todo eso y mucho más es Prince, quien si bien en la actualidad y desde hace unos cuantos años no anda muy bien de creatividad, tampoco sería justo pedirle que vuelva a producir las obras maestras de los años 80. Sí que fuera algo más autoexigente en lo que a la calidad de sus temas se refiere. Pero, con todo, bien se merece este modesto homenaje repasando su discografía oficial. La de un artista que raras veces miró hacia atrás a sus grandes éxitos, intentando aportar algo nuevo.
FOR YOU (1978) Convirtiéndose con 19 años en el productor más joven que haya fichado Warner Bros. Records (era la única compañía que le permitía autoproducirse, aunque le impusieron a Tommy Vicari, productor de Santana, para que lo vigilase) y sobrepasando el tiempo y presupuesto asignados, el de Minneapolis debuta con buena nota aunque el público no se muestra excesivamente interesado por el disco. El tono de las canciones es a veces excesivamente sacarinoso en temas como My Love is Forever o In Love, temas con los que la compañía pensaban que tenían en sus manos a un nuevo Stevie Wonder al que poder controlar pero que también mostraba un lado sátiro y libinidoso en Soft n’ Wet (I got a sugarcane that i wanna lose in u/ Baby, can u stand the pain?) que le permitió asomarse tímidamente a las listas de éxitos. Otros momentos destacables incluyen la dulce balada sobre embarazos no deseados Baby, la acústica Crazy You, el dueto consigo mismo Just as Long as We’re Together o el final guitarrero con I’m Yours que ya avanzaba que Prince sería todo un «guitar hero». El fracaso del disco le hizo pagar la novatada pero el de Minneapolis aprendería cómo usar el estudio de grabación, a pulir sus composiciones y a trabajar más rápido. Y a dejar de peinarse a lo Jackson 5.
PRINCE (1979) A Prince le dieron el temido ultimatum de «o apareces con un éxito o te mandamos de vuelta a Minneapolis«. Naturalmente, la Warner tuvo su éxito: I Wanna Be Your Lover fue un éxito en las listas de música negra y mainstream y Prince pudo respirar tranquilo con su segundo disco, del que casi uno puede afirmar que constituye su verdadero debut siendo For You un simple aperitivo para calentar motores. Why You Wanna Treat Me So Bad? (con un memorable solo de guitarra), Sexy Dancer o el I Feel for You que años más tarde resucitaría la carrera de su íntima amiga Chaka Khan están hechas para triunfar al mismo tiempo que demuestran la calidad como hombre-orquesta del pequeñín. Si en el anterior disco ya asomaba la lascivia con Soft n’ Wet, con el tema Bambi sobre un hombre (¿Prince?) descubriendo que su novia le engaña con otra mujer nos confirmaba lo mucho que le gustaba el mundo del sexo guarrindongo (y encima en la contraportada se le podía ver cabalgando desnudo sobre un pegaso). Como colofón una excelente balada tristona, I’ts Gonna Be Lonely. El resto del disco es pasable siendo muy generoso. Prince comenzaba a dar sus primeras actuaciones, a aparecer en televisión y a tener ideas para producir a grupos de amiguetes como Morris Day & The Time. La Warner pensaba que hizo una buena inversión en el de Minneapolis.
DIRTY MIND (1980) La cara de esos mismos ejecutivos cuando escucharon por primera vez Dirty Mind fue todo un poema. Una colección de demos grabada en el sótano de la casa de Prince en Minneapolis, influenciadas por la emergente new wave y escena punk de Los Angeles y que hablaban de sexualidad pura y dura con temas que lidiaban con el sexo oral y el incesto no parecía lo más conveniente para que formasen parte de un disco. Aún así los ejecutivos dieron luz verde al álbum y se confirmó lo que temían: Ventas escasas. Con lo que no contaban fue sería elegido en el top 10 del año en multitud de publicaciones y que con el tiempo se convertiría en la que es considerada la primera obra maestra de Prince. De clásicos como el tema que da título al disco, Do It All Night, Head o Sister ya se han escrito sobre sus virtudes y lascividad en numerosos artículos. De lo que no se suele hablar es que, aparte del legendario tema de desamor When You Were Mine, también había espacio para el tema triste de amor como Gotta Broken Heart Again, el himno a la libertad individual y a su amada Minneapolis Uptown o el himno pacifista Partyup cortesía de su buen amigo Morris Day. 30 minutos escasos que valen por 100. Aunque comprendo que la portada pueda echarles un poquito para atrás si aún no escucharon el disco.
CONTROVERSY (1981) La misión de conquistar a la crítica ya la había logrado. Ahora quedaba convertirse en estrella, aunque antes había que perfeccionar lo que se llamaría «sonido Minneapolis» profuso en baterías electrónicas y teclados. Entendido como bisagra entre el atrevido Dirty Mind y el exitoso 1999, Controversy nos sigue ofreciendo la obsesión por el sexo del anterior disco con las más pulidas en el estudio Sexuality (cuántas verdades dice en el sermón final), el baladón épico Do Me, Baby lleno de jadeos y orgasmos en su tramo final, la futura versioneada por LaToya Jackson (¡glub!) Private Joy, el que tendría que ser todo un clásico en las salas de striptease de USA con su adictiva linea de bajo Let’s Work o la oda final al onanismo que no desentonaría en el Dirty Mind Jack U Off. Pero el de Minneapolis comenzaría a hablar de temas sociales y reflexiones sobre cómo debieran ser las cosas con la contundente y pegadiza reflexión sobre sí mismo y los rumores que lo rodeaban Controversy, el himno antinuclear de minuto y medio Ronnie Talk to Russia y la envuelta en una maraña de teclados Annie Christian, sobre el demonio y sucesos de candente calidad por aquel entonces (la muerte de John Lennon o los asesinatos en Atlanta de unos niños). Lástima que quedase ensandwichado y semiolvidado entre el Dirty Mind y 1999 porque es un álbum necesario no ya para amantes del de Minneapolis sino para cualquiera que eche en falta creatividad no reñida con comercialidad en estos tiempos que corren.
1999 (1982) El reinado púrpura en los 80 entró como un elefante en una cacharrería en las listas de éxitos, en conciertos y en la por aquel entonces en pañales MTV para que la música no volviera a ser la misma. Con 24 años parecía que Prince reinventase la música negra (mejor dicho: la música en general) tras explotar hasta la saciedad sus sintetizadores y cajas de ritmos para crear el primer disco pop del Siglo XXI y dejar estupefactos a puretas, dinosaurios, maestros (léase George Clinton o James Brown) y público en general. Ya sólo con los tres primeros temas le daban para ser leyenda y de paso arrasar en ventas con 1999, Little Red Corvette y Delirious, dejando así espacio para temas épicos como Let’s Pretend We’re Married, D.M.S.R, Automatic (¡nueve minutos!) o Lady Cab Driver. Y todavía le dió tiempo para grabar la balada sensual marca de la casa International Lover, la muy irónica All the Critics Loves U in New York y, sobre todo, un montón de temas descartados que inexplicablemente no salieron a la luz oficialmente y de calidad parecida a los temas finalmente publicados en el álbum como Turn It Up, Do Yourself a Favour o el viaje lisérgico de 10 minutos Purple Music. Si alguna vez soñaron con la banda sonora ideal para un Blade Runner negro, aquí la tienen.
PURPLE RAIN (1984) Todo el mundo sabe ya que el día que fine, las dos palabras que van a aparecer al comienzo de los obituarios serán la del disco que rubricó su inmortalidad y con el que sus obras más recientes serán comparadas en debates estériles. Un Prince decidido no ya a ser estrella, sino supernova, creó una película, gira y disco calculados al milímetro para lograr sus sanos propósitos. Lo consiguió y posiblemente con más éxito de lo que él en un principio esperaba. La mítica When Doves Cry carente de todo bajo y número 1 durante 6 semanas en USA fue sólo el aperitivo. Lo que vino después fue una obra maestra que lo hubiera sido aún más de no haber quedado reducidas en su duración original Let’s Go Crazy y, sobre todo, Computer Blue. Una colección de nueve temas listos para arrasar en ventas sin renunciar a la experimentación de los que servidor destacaría, incluso por encima del justamente inmortal tema que da título al disco, The Beautiful Ones, un desgarrador lamento de amor que merecía ser single y exitazo. Hasta las caras B como Erotic City, 17 Days o God podrían pertenecer al disco y en los dos primeros casos salir como singles. Obra maestra absoluta.
AROUND THE WORLD IN A DAY (1985) Cuando acabas de conquistar el mundo con un disco, el público pide para el próximo más de lo mismo. Si acaso, cambiando un poquitín los ingredientes para obtener la receta para el éxito continuado. Prince decidió hacer lo contrario. Sin prácticamente nada de promoción y sin la fanfarría que acompañó al lanzamiento de Purple Rain, el de Minneapolis se sumergió en la psicodelia más Sgt.pepperiana y espiritual sin olvidarse de la comercialidad con su Raspberry Beret que ayudó a las ventas del disco y el Pop Life dirigido a sus ex-amigos Vanity y Morris Day a propósito de los malos hábitos de vida que llevaban. Coqueteos con lo oriental en el tema homónimo, idealización de un mundo mejor en Paisley Park (futuro nombre de su estudio de grabación-santuario), balada delicada al piano en Condition of the Heart, patriotismo y comentarios sociales a ritmo de rock controlado en America, simpáticos coqueteos sexuales en Tambourine, una vuelta a los territorios del tema Purple Rain incidiendo más en el acento gospel en el The Ladder co-escrito con su padre John L. Nelson y para cerrar todo una joya de 8 minutos del blues más salvaje en Temptation, explorando la dicotomía sexo-religión sobre la que giraba buena parte de su obra. A muchos les pilló con el pie cambiado la decisión de Prince de explorar otros territorios musicales y, si bien no puede tildarse de fracaso comercial, sí que quedó semiolvidado entre tanta obra maestra de los 80.
PARADE (1986) Como la película de Purple Rain fue un exitazo y Prince estaba en disposición de hacer lo que se le antojara, decidió poner en marcha su segunda película, Under the Cherry Moon. Las cosas salieron muy mal saldándose con un sonoro batacazo en taquilla y críticas demoledoras. Centrándonos en el disco de la película, comprobamos que el de Minneapolis no ha perdido sus ansias de innovar y experimentar tras oir los cuatro primeros cortes que van del tirón (Christopher Tracy’s Parade, New Position, I Wonder U y Under The Cherry Moon), dando comienzo casi en realidad con la adictiva Girls & Boys. Buenos singles como Mountains y Anotherloverholeinyohead dan a la Warner la tranquilidad necesaria entre veleidades como el instrumental melancólico Venus de Milo o la vodevilesca Do U Lie?, regalando para el final un clásico entre los fans: la acústica Sometimes It Snows in April, hecha en colaboración con Wendy & Lisa y que es posiblemente su tema tristón por excelencia. No me olvido de Kiss, el segundo tema que aparecerá con toda probabilidad en el titular de su futuro obituario y que dejó prestado a la banda Mazaratti hasta que se dió cuenta de lo bueno que era y les reclamó la copla en cuestión con los arreglos ya hechos por el grupo. En Europa se apreció mucho mejor la visión en blanco y negro del universo Prince en contraposición con los colorines del anterior disco y hasta allí se fue con The Revolution de gira deteriorándose irremediablemente la relación con sus escuderos y colaboradores de Around The World in a Day y Parade.
SIGN ‘O’ THE TIMES (1987) ¿Que la compañía de discos no te deja publicar tres discos en un año por miedo a saturar el mercado y tienes problemas con tu banda? Sin problema. Se despide a casi toda la banda y escoges lo mejor de cada disco para crear un doble álbum. En realidad las cosas para Prince no fueron tan sencillas como acabo de describir, pero ya había dicho que esto no iba a ser un estudio pormenorizado de su obra, ¿no? Pregunten a casi cualquier fan de Prince sobre cuál es su disco de cabecera y les dirá con celeridad esta obra maestra donde Prince toca prácticamente todos los palos, desde trip-hop concienciado (Sign O’ The Times) o para divertirse (Housequake), rock evangélico a lo Hendrix (The Cross), baladas dulces (Adore, incomprensiblemente no publicada como single) o jazzies (Slow Love), minimalismo donde menos es más (Forever in my Life, The Ballad of Dorothy Parker, If I Was Your Girlfriend con la voz alterada de Prince en el «papel» de su alter ego femenino Camille), singles rompepistas (U Got the Look), sexo aliñado al sonido Minneapolis (Hot Thing, It) himnos optimistas (Play in the Sunshine, la bomba en directo I’ts Gonna Be a Beautiful Night) hasta llegar a la psicodelia de color de rosa con Starfish and Coffee. Prince se convirtió en eterno y casi hasta con carta blanca para hacer bodrios durante el resto de su vida después de tamaño derroche creativo. Para redondear la experiencia se recomienda encarecidamente la película-concierto del mismo título para ver cómo se monta un show de antología. Muchos de los futuros productores de moda y artistas tomarían buena nota de este incunable. Imprescindible.
BLACK ALBUM (1987) ¿Que tus «hermanos» negros del barrio te dicen que desde que te convertiste en estrella eres un vendido y perdiste tus raíces de color negro, les demuestras que puedes ser tanto o más negro y funkarra que ellos con un álbum que será entendido como la Biblia del Funk, la compañía de discos se encuentra aterrada ante lo muy inviable del disco y tienes una crisis de conciencia sobre el contenido de algunas letras (más bestias que de costumbre, todo hay que decirlo: mira tú que encarnar en una de ellas a un chuloputas que planea cargarse a una de sus «currantes») amén de tener unas paranoias de padre y muy señor mío quizás regadas con pastillas de colores y no de Lacasitos precisamente? Sin problema. Se retira el álbum de las máquinas prensadoras de discos a pocos días de su lanzamiento y así se convierte en uno de los discos pirateados más vendidos de la historia. Para cuando Prince decidió publicarlo oficialmente en 1994 para así salir de la Warner cuanto antes, las reseñas fueron poco atinadas sin enmarcar el disco en su contexto y así fueron las ventas para cuando todo quisque tenía el disco por casa. De haberlo sacado en su momento habría ido seguramente mal comercialmente pero con fans acérrimos y críticos babeando ante el funk sin adulterar de jam sessions como 2 Nigs United 4 West Compton, divertimentos para la pista de baile como Le Grind, Supercalifragisexy o Cindy C. (¿basada en hechos reales?), parodias del gangsta rap como Dead On It y la tan controvertida Bob George y un poquito más de psicodelia para cerrar con Rockhard in a Funky Place. Por ahí en medio entre tanta negritud pululaba la minimalista balada When 2 R In Love, de gran calidad en verdad pero que no encajaba muy bien en el tono del disco. Prince acertaría rescatándola para su disco de «penitencia».
LOVESEXY (1988) Si en el Black Album todo era oscuridad y mal rollo en la vida de Prince, aquí tendríamos el renacer en lo espiritual (véase la impagable portada cortesía de Jean-Baptiste Mondino que me costó más de una mirada sospechosa y risotadas a mi costa en casa) de Prince con temas más positivos y centrados en la lucha entre el bien y el mal. En USA no lo entendieron y el disco fue una buena bofetada en ventas y críticas. ¡Fin de ciclo! exclamaría más de uno. No fue así en Europa, con cuyo público tuvo un bonito idilio comercial durante una buena temporada. Los nueve temas metidos en su versión CD en un solo corte (en ediciones posteriores se pasó olímpicamente del capricho de Prince) para ser digeridos del tirón ofrecían el comienzo con I No estableciendo el hilo conductor de reflexión sobre lo terrenal y lo espiritual, los ya clásicos singles confeccionados para arrasar en listas (Alphabet St.-obra maestra-, Glam Slam), la rescatada del Black Album When 2 R In Love, algo de reflexión sobre temas sociales mientras se baila en la pista (Dance On), la balada confesional y clásico entre los fans Anna Stesia, funk de calidad con el tema homónimo o el cierre extrañamente inquietante con Positivity y las palabras de Ingrid Chavez que servían también para comenzar el disco-Rain is wet...-.El tema más corto resulta ser mi favorito del álbum y posiblemente uno de los mejores de toda la carrera del artista: I Wish U Heaven. Una pequeña maravilla.
BATMAN (1989) Abundaban los rumores de que el de Minneapolis andaba en números rojos tras el fiasco de Lovesexy y de la costosísima -y quizás su mejor- gira posterior y que andaba buscando un proyecto seguro. Cuando los de la Warner le invitaron a pasarse por el plató de la adaptación de Batman llevada a la gran pantalla y le ofrecieron allí mismo componer canciones para la película, no se lo pensó dos veces a la hora de decir si. Yendo sobre seguro, logró alegrar a los de la Warner cuando el álbum fue derechito al número 1 en aquel verano del 89 y decepcionar un poco a sus seguidores más críticos con un disco diseñado para venderse como rosquillas y poco espontáneo u original. Dejando de lado bodrios como Lemon Crush o el muy empalagoso dueto con Sheena Easton The Arms of Orion, se pueden rescatar cosas. Adoptando las personalidades de Bruce Wayne/Batman y el Joker, Prince comienza bien con la irónica The Future y el guitarreo de Electric Chair para seguir con la oda a Jack Nicholson Partyman, la pegadiza Vicki Waiting o el pasable siéndo benévolo numerito marchoso Trust. La balada compuesta al lado de su padre Scandalous eleva mucho la estima del disco que se cierra con el exitazo Batdance, calculado collage de diálogos, cambios de ritmo, samplings y guitarreos que le lleva a liderar las listas de éxitos incluso en nuestro país. Para alguien que no sea fan de Prince y que no exija mucho a la hora de medir el nivel de calidad puede pasar para empezar a aficionarlo al mundo púrpura. El resto puede dormir a pierna suelta no sin antes grabar los temas que merecen la pena mientras el señor de la noche vigila la ciudad.
GRAFFITI BRIDGE (1990) Demasiado animado tras arrasar con Batman, Prince lo intenta de nuevo en el cine con las promesas de hacer una especie de secuela de Purple Rain. Las cosas salieron igual de mal (o peor) que con Under the Cherry Moon. Y con el disco de la película en USA lo mismo. Quizás si hubiera prescindido de las apariciones de de The Time (Release It, Love Machine y el excelente The Latest Fashion), sus admirados y protegidos Mavis Staples (Melody Cool) y George Clinton y de la promesa Tevin Campbell (Round and Round) y el disco hubiera consistido únicamente en sus canciones (compuestas la mayoría desde tiempo antes de tener listo el disco) hubiera funcionado mucho mejor. Más vapuleado de lo que en realidad merecía, volvemos a encontrar gran calidad en la balada bluesy The Question of U, Elephants and Flowers, Joy in Repetition con una guitarra memorable, el dueto con Clinton We Can Funk, el buen single Thieves in the Temple o la solemne Still Would Stand All Time. Los problemas llegan con las mecánicas New Power Generation Partes I y II o la canción del mismo título que el disco que quiere recordarnos los musicales de Broadway y que acaba por ser de lo peorcito hecho por Prince. Quizás demasiado ambicioso hasta para el ego del protagonista de estos posts. Para el próximo disco tendría que apostar sobre seguro.
DIAMONDS AND PEARLS (1991) Y tan seguro tuvo que apostar que éste disco y sus singles se vendieron como rosquillas aliviando tensiones entre la Warner y Prince…por poco tiempo. Cuidadas composiciones, producción sobresaliente y riesgo cero para un muy disfrutable disco que sirvió de introducción a su nueva banda New Power Generation. Los singles Gett Off y Cream están hechos a posta para triunfar mientras que la balada que da título al disco es una maravilla a la que ayuda la presencia de Rosie Gaines. Money Don’t Matter 2night con su aire reivindicativo y ambiente de club nocturno es una obra maestra que ha pasado desapercibida. Menos afortunados son los coqueteos con el rap cortesía de Tony M. en un intento por ganarse al público joven de aquel entonces con la simpática siendo benévolo Jughead o Push. Thunder (supuestamente inspirada en aquella mala noche donde decidió retirar el Black Album) y Daddy Pop son una correcta introducción al álbum. Insatiable es una predecible balada sensual marca de la casa que no pasa del aprobado raspado. Afortunadamente ahí tenemos la jazzie Strollin, el cierre con Live 4 Love o el sensacional himno optimista Willing and Able para elevar la calidad del disco. Fue su último momento de tranquilidad con la Warner antes de que llegasen tiempos turbulentos de «chaos and disorder».
THE LOVE SYMBOL ALBUM (1992) Si hay un disco donde Prince demuestra su versatilidad en todo tipo de géneros es sin duda en la que es su obra maestra de los 90. De nuevo con la New Power Generation, Prince arrasa con todo con la contundente My Name Is Prince, un «este soy yo» que aún hoy suena impresionante. El homenaje a James Brown Sexy M.F, las rompepistas The Max y The Continental, el reggae Blue Light, los flirteos con el techno I Wanna Melt With U, las baladas con el mejor falsete jamás registrado de Prince Sweet Baby, Damn U y And God Created Woman, magníficos temas con cambios de ritmo imprevisibles como Love 2 the 9’S, singles como The Morning Papers o la apocalíptica 7, el homenaje al Bohemian Rhapsody de Queen 3 Chains O’ Gold, divertimentos como Arrogance y The Flow o el cierre autobiográfico The Sacrifice of Victor forman parte de un álbum imprescindible entendido como una Ópera Rock con presencia de Kristie Alley que se desarrollaría con más profundidad en el video-colección de videoclips 3 Chains O’ Gold. Aquí sería donde Prince entablaría relación con la bailarina de la banda Mayte García y que sería su musa en éste y más discos al mismo tiempo que comenzaría su legendario cabreo con la Warner, entre otros motivos, por la mala promoción del disco.
THE HITS 1 Y 2/ THE B-SIDES (1993) Después de tanto tiempo dando la tabarra, la Warner por fin tuvo su tan ansiado «Grandes Éxitos» de Prince. Claro que fue poco tiempo después del tan sonado cambio de nombre por un impronunciable símbolo, producto de muchos factores demasiado largos de explicar para ser contados en estas líneas. Los dos discos de éxitos son buenas selecciones de lo más representativo de Prince, si bien al die hard fan le puedan saber a poco, aunque se incluyó una versión en directo del Nothing Compares 2 U que hiciera popular Sinead O’ Connor y las inéditas Pink Cashmere, Pope y la joya Peach, un homenaje a Marc Bolan y T-Rex y su Get It On que sirvió de sintonía al menos ponzoñoso de los programas del corazón de este país. Lo verdaderamente interesante para el aficionado venía en el disco The B-Sides, las caras B de sus singles por fin disponibles en CD. Allí se encuentran aparte de las del Purple Rain joyas como Gotta Stop (Messin’ Around), Shockadelica, She’s Always in my Hair, How Come You Don’t Call Me Anymore, la contribución a USA for Africa 4 the Tears in your Eyes o Another Lonely Christmas. Para el final el tema inédito Power Fantastic que supone una joyita. Seguramente ahora que Prince es independiente y ya no tiene que rendir cuentas a discográfica alguna resultará harto improbable que vuelva a dar su autorización para una recopilación de este calibre.
COME (1994) En un principio y como podemos ver en la portada el último disco con su nombre. Al menos hasta que su situación con la Warner se arreglase. Ventas malas y críticas peores mientras Prince arrasaba con el single independiente The Most Beautiful Girl in the World, lanzaba por fin el Black Album y se quejaba de que la Warner no le dejaba sacar al mercado el disco Gold («el Purple Rain de los 90» afirmaba sin tapujos) con su simbolito. Con más calidad de lo dicho en su momento, Come se iniciaba con una infecciosa jam session de 11 minutos del mismo título que el disco para dar paso a las etéreas Space y Pheromone, el techno salvaje en Loose!, la denuncia contra abusos sexuales paternos (mucho se debatió sobre si el tema tenía componentes autobiográficos) Papa, cuestiones sobre la raza a todo ritmo con Race, la balada nightclub Dark, el experimento a capella Solo o el buen single Letitgo que no bastaron para triunfar aún siendo en general buenos temas. Impagable el broche final con Orgasm: sampleado del solo de guitarra distorsionado de Private Joy, olas del mar y una grabación de los 80 de Vanity ¿fingiendo? un orgasmo. Como para que le dé un día por husmear que hacía su ex-amante mientras ella intenaba salir del pozo. Más contentos tuvieron que estar los barceloneses cuando vieron en la contraportada a un Prince reflexivo enfrente de La Sagrada Familia.
THE GOLD EXPERIENCE (1995) Desde que Prince anunciase que tenía un disco llamado Gold que no le dejaban publicar hasta que por fin vió la luz con el nombre The Gold Experience, la expectación que rodeó este futuro lanzamiento se desvaneció poco a poco, varios de los temas fueron sustituidos por otros y la producción del disco sufrió grandes modificaciones. ¿Sobreproducido? Es posible. Pero con todo, el álbum es otra maravilla de los 90 que debiera haber sido un superventas. Más miradas al mundo del sexo con la apertura P Control, el tema definitivo para strippers como así entendió el gran Paul Verhoeven al incluirlo en Showgirls 319 o la inmensa balada Shhh, números rockeros como Endorphinmachine o la excelente Dolphin, orgullo black power con We March, otra versión del homenaje al sonido Philadelphia Most Beautiful Girl incidiendo en la batería, jams como Now o Billy Jack Bitch, el infravalorado tema en acústico Shy, el poderoso tema de (des)amor I Hate U y, para acabar, el Purple Rain de los 90 como había prometido Prince: la contundente e incomprensiblemente no un éxito Gold con el de Minneapolis de nuevo como guitar hero. Un excelente disco que, según como servidor tenga el día, lo incluiría en el top 5 principesco. ¿Quién dijo que los 90 fueron un desastre en lo artístico para Prince?
CHAOS AND DISORDER (1996) Hay quien dice que lo hizo malo aposta para librarse de la Warner. Incluso el propio Prince reconoció que lo hizo aprisa y corriendo con viejas composiciones que ya tenía en sus legendarios archivos. Aunque hoy olvidado, C&D es una inmejorable introducción para acercarse a Prince si a uno lo que le van son las guitarras, el rock y el blues. El tema del mismo título que el disco, I Like It There, Zannalee o The Same December son las canciones por las que tienen que ir de cabeza aquellos rockeros de pura cepa mientras que a aquellos que no tengan predilección especial por las Fender tienen en el álbum cosas melosas como Into the Light o I Will. Más cercanas al universo púrpura son I Rock, Therefore I Am (con algo de scratch y la agradecida presencia de Rosie Gaines) y Dig U Better Dead. Lástima que el buen single Dinner with Delores se hundiera en listas para acabar de manera tan triste con la Warner. El cierre surrealista con Had U acaba por bajar algo la nota al disco, pero no se fíen de los que les digan que es un bodrio. Me temo, eso sí, que Prince jamás dará su autorización para comercializar un Guitar Hero basado fundamentalmente en este disco. Con lo mucho que le gusta el dinero.
EMANCIPATION (1996) Comprendo que piense que tres discos de una hora cada uno de material nuevo son demasiado y que quitando canciones de relleno podría haber quedado un sólo álbum (o doble como mucho) magnífico. Y también entiendo que si se animó a escuharlo se haya quedado un pelín decepcionado sobre todo cuando su autor lo encumbró al máximo («Quizás sea mi Ciudadano Kane«). Pero esta triple celebración de su libertad discográfica, su matrimonio con Mayte y el inminente nacimiento de su hijo (aunque tristemente acabó en tragedia al morir al poco de nacer) es de muy notable calidad en lineas generales y resulta un magnífico testimonio de la gran racha creativa de aquella época de Prince. Había temas donde se palpaba el resquemor contra la industria (White Mansion, Slave, Face Down), pero eso era de lo poco cabreado que estaba Prince en el disco. Diversión en Jam of the Year, Sex in the Summer, Get Yo Groove On, Style o Sleep Around, almíbar en One Kiss at a Time, Dreamin’ About U, Saviour o Friend, Lover, Sister, Mother/Wife, joyas minimalistas del calibre de Soul Sanctuary, Let’s Have a Baby o My Computer (con Kate Bush por allí), la sentida petición de reconciliación a Wendy & Lisa In This Bed I Scream, la despedida desoladora a Jonathan Melvoin (hermano de Wendy muerto por sobredosis) The Love We Make y, sorpresa sorpresa, versiones de otros artistas sabiendo lo poco que le gusta al de Minneapolis hacerlas en un disco de estudio: Betcha by Golly Wow!, I Can’t Make U Love Me, La La La Means I Love U y el One of Us de Joan Osbourne. Más que Ciudadano Kane, dejémoslo en Mr. Arkadin.
CRYSTAL BALL/ THE TRUTH/ KAMASUTRA (1998) La idea, al menos sobre el papel, era muy buena: para evitar la proliferación de grabaciones piratas de sus temas inéditos, Prince decide obsequiar a sus fans con un triple CD de material que no vió la luz oficialmente. No sólo eso, sino que en el set venía incluido un nuevo disco de temas acústicos como regalo.Es más, en una época donde Internet aún estaba algo verde en lo que a ventas on line se refiere, él sería el primer gran artista que vendería este material a través de su página web. Los fans todo ilusionados y venga a pedir el disco por la red de redes. Los cuatro CDs les llegaron con muchos meses de retraso…y cuando ya estaban en las tiendas de discos. Añadan al agravio un diseño horrendo y sin letras ni listado de canciones (había que ir a la web a imprimirlo y cortarlo…) y, sobre todo, el hecho de que incluía remixes de temas antiguos muy innecesarios y paranoias varias como la improvisación de 15 minutos Cloreen Baconskin y ya se pueden imaginar los hermosos epítetos dedicados a la familia de Prince. Los temas inéditos «de verdad» consistían en los sobrantes de la época Sign O’ The Times (Crucial, Dream Factory, Movie Star) y sobre todo de mediados de los 90 como el excelente reaggae Ripopgodazippa, Acknolwledge Me, la versión en directo del clásico principesco Days of Wild o la dulce balada hecha especialmente para su participación en el show de los Teleñecos She Gave Her Angels. The Truth resulta ser un muy apreciable postre con buenos temas como Circle of Amour, Dionne, Animal Kingdom o Man in a Uniform que quizás hubiera funcionado algo mejor si lo hubiera publicado por separado. Para intentar apaciguar los ánimos de los que ya habían pedido el set por Internet, Prince incluyó otro CD adicional: Kamasutra, la música instrumental que sonó en su boda con Mayte. Para olvidar. Y ya sé que un disco sólo por ese nombre tendría que ser bueno por narices.
NEWPOWER SOUL (1998) Aunque en la portada se anuncie como un disco de la New Power Generation, es de facto un disco de Prince que el de Minneapolis promocionó por activa y por pasiva en teles y magazines especializados (nunca dió tantas entrevistas como en aquella época). Pero los palos recibidos por crítica y público en general que ya veían en Prince a un frikazo acabado repercutieron en las ventas y hundieron aún más su ego. Y eso que había hecho un álbum diseñado para recuperar popularidad perdida y había buenos temas para escoger: Mad Sex, Shoo-Bed-Ooh, Push It Up!, Come On, la sobresaliente balada The One o la inquietante hidden track Wasted Kisses reciben de mi parte un thumbs up. Claro que por el otro lado tenemos cosas tan predecibles y por debajo de la calidad habitual como el tema del mismo título que el disco, la demasiado empalagosa hasta para Prince Until U’re in my Arms Again, (I Like) Funky Music o las correctitas When U Love Somebody y Freaks On This Side. Menos mal que la gira que siguió al disco alegró más al de Minneapolis.
THE VAULT…OLD FRIENDS 4 SALE (1999) Para librarse por fin de los últimos flecos de su contrato con la Warner y sin mover un solo dedo para impedir su publicación sale a la venta un recopilatorio de 10 temas grabados entre 1985 y 1994 innecesario para el die hard fan que ya los consiguió por otros métodos pero que para el resto se puede considerar aceptable. Por allí andan la versión primigenia del 5 Women que luego cedería a Joe Cocker, la versión larga y jazzie de 8 minutos del She Spoke 2 Me cedido para la banda sonora de Girl 6 de su amiguete Spike Lee, el nightclubesco When the Lights Go Down de 7 minutos, la versión pulida en estudio y con la letra modificada de Old Friends 4 Sale (la original hacía referencia a problemas varios con la gente de su entorno circa 1986) y material de puro relleno. Sin embargo ahí están dos temazos que merecen mucho la pena: It’s About That Walk, una delicia llena de buenas vibraciones y la balada con clase Extraordinary que cierra el disco. Pueden vivir perfectamente sin él aunque no sea del todo malo.
RAVE UN2 THE JOY FANTASTIC (1999) Esta vez nada podía fallar para volver a lo más alto. Tras contemplar como un Carlos Santana al que muchos daban ya por acabado regresó por todo lo alto con el disco publicado por Arista Records y lleno de cameos de otras estrellas musicales Supernatural, Prince se pone en contacto con el mandamás de Arista Clive Davis y llega a un acuerdo para publicar un álbum también lleno de estrellas (Chuck D, Gwen Stefani, Eve, Ani DiFranco, Sheryl Crow) y donde en los créditos de producción veíamos a «Prince» con su verdadero nombre. Lo que se diseñó para ser un retorno triunfal se convirtió en testimonio de lo poco que le quedaba a su matrimonio con Mayte en temas acusatorios como el I Love U, but I Don’t Trust U Anymore, Silly Game, Man O’ War o el single The Greatest Romance Ever Sold, buenos temas en general sobre todo el primero, interpretado a piano. Ya en tono más alegre tenemos Rave (tema para Batman rescatado para el proyecto), Undisputed, el dueto rocker con Gwen Stefani So Far, So Please que incomprensiblemente no fue single, la muy alegre Baby Knows con Sheryl Crow a la harmónica (Prince tuvo a bien incluir en el disco su propia versión bailonga de Everyday is a Winding Road), o el tema de autoafirmación con flirteos techno Strange But True. Para el final quedan la joya Wherever U Go, Whatever U Do que tiene un aire a sobrante de mediados de los 80 y el hidden track y homenaje a James Brown Prettyman, con la colaboración estelar del legendario Maceo Parker. Aún siendo mejor de lo dicho en un principio, el álbum se hundió en ventas con Prince ofreciendo un remix del mismo en su web, separándose de Mayte y anunciando que una vez libre del todo con la Warner volvía a su verdadero nombre. Carpetazo final para esos tiempos de «chaos and disorder».
THE RAINBOW CHILDREN (2001) Una vez «de vuelta» con su nombre y tras entretenerse durante el año 2000 en publicar temas por Internet y estudiar la Biblia con los Testigos de Jehová, Prince decide volver a sus raíces funkys y jazzies. Pero no será en un álbum convencional, sino en su propia oda a la secta contraria a las transfusiones de sangre. De eterno debate por el contenido de las letras y tildado de obra maestra/bodrio dependiendo al fan de Prince que pregunte, para mí un grandioso disco donde el de Minneapolis aparta las «maquinitas» y vuelve a un sonido más orgánico para un álbum conceptual sobre la eterna lucha entre el bien y el mal. Aunque bien podría haberse desprendido de la voz del narrador distorsionada que recorre el disco, en él encontramos temas de elevada calidad del calibre del homenaje a James Brown (y van…) The Work Pt.1, experimentos afortunados como Digital Garden, la pegadiza y reminiscente del Erotic City 1+1+1 is 3, las baladas con clase Muse 2 the Pharaoh y Mellow, el tema romántico dedicado a su nueva mujer Manuela Testolini She Loves Me 4 Me, la energía reivindicativa de Family Name, la marchosa reflexión sobre sí mismo The Everlasting Now (impagable el momento en el que la voz aflautada de un fan dice que ojalá Prince volviera a hacer música como la de antes…para ser respondido con un sonoro hostión) y, como colofón, el épico The Last December que forma parte de una especie de trilogía junto con Purple Rain y Gold con estructura parecida a la de estos dos temas. ¿El último disco redondo del todo del pequeñín? Quizás. La posterior gira One Nite Alone que quedaría registrada en un triple CD y un DVD en Las Vegas devolverían bastante prestigio a Prince con más de uno apuntando a un posible comeback por todo lo alto de cara a un futuro cercano.
MUSICOLOGY (2004) Don’t u miss the feelin’ music gave ya/back in the day? La pregunta era bastante apropiada en los tiempos más basurescos musicalmente hablando para la generación criada por American Idol, O.T. o la MTV de ahora, críos que en la mayoría de los casos no se preocupan del glorioso pasado musical en el que vivían sus padres, y no sólo de música negra me temo. También es bastante posible que la pregunta se la hiciera a sí mismo y estuviera cansado de tanta independencia publicando discos instrumentales y canciones por Internet y de ser «agua pasada». Así que, aliándose con Columbia Records y con temas comerciales y de confección artesanal old school, parecía que estábamos de vuelta a 1984 cuando Prince era el que cortaba el bacalao. Un gran triunfo en ventas como nunca tuvo desde Diamonds and Pearls, actuaciones estelares en los Grammys y el Hall of Fame y una gira histórica le inscribieron en la leyenda. Los highlights incluían temas tan animados como Musicology o Life O’ The Party, buenas canciones rockeras como A Million Days o Cinnamon Girl, baladas como en los viejos tiempos del calibre de Call My Name (otra oda a Manuela Testolini) u On The Couch, recuerdos del Sign O’ The Times como What Do U Want Me 2 Do?, reflexiones sobre la era Bush y el mundo en general como Dear Mr. Man (lástima que se haga corto el tema) y el brillante cierre acústico Reflection. Un ejercicio nostálgico y triunfante en lineas generales.
3121 (2006) Y después de ser declarado oficialmente una leyenda y sin nada que demostrar a estas alturas, ¿a vivir de las rentas sin esforzarse? Pues sí. O no, al menos en este caso en particular. Otros 12 temas como en Musicology destinados a triunfar aunque con algo más de riesgo como puede atestiguar el single Black Sweat, una vuelta a la máxima de menos es más de Kiss y que, sin llegar a la altura del tema ochentero, sí que acaba resultando un buen homenaje al sonido Minneapolis. Contra todo pronóstico, el tema latino Te Amo Corazón que en un principio prometía descojone a su costa acaba resultando una agradable sorpresa. Himnos rockeros como Fury, el elegante sobrante de Musicology Satisfied, el dueto con el proyecto de estrella Tamar (a la que las lenguas viperinas achacan el divorcio de Prince con Manuela Testolini) en Beautiful, Love & Blessed, el muy superior remix del tema de desamor publicado originalmente en Internet The Dance, la divertida Lolita, el r&b de probada eficacia The Word, el muy groovy tema que da título al disco o el cierre apocalíptico a ritmo de funky juguetón Get on the Boat son lo más destacado de un disco que gana con el tiempo y con el que su autor logró ser número 1 en ventas después de mucho tiempo. Concretamente desde Batman en 1989.
PLANET EARTH (2007) Y tras seguir siendo una leyenda, ¿a vivir de las rentas sin esforzarse? Ahora sí que sí, aunque Prince no olvide su toque de contestatario de la industria musical al regalar el disco en Gran Bretaña a través de un periódico. Y miren que el artista tenía toda la buena intención del mundo con temas como Planet Earth, Mr. Goodnight, The One u Wanna C, Future Baby Mama o Resolution. Pero éstos resultan fallidos y/o muy flojos en lineas generales. Añadan que el single Guitar es pasable siendo benévolo y ya podemos añadir el álbum a la categoría de «poco recomendable». No obstante, cuatro son las joyas que hay que rescatar, empezando por la balada old school Somewhere Here On Earth, donde es imposible resistirse al falsete del de Minneapolis. O la demasiado corta para mi gusto All the Midnights in the World. O el funky de alta categoría Chelsea Rodgers. O el mejor tema del disco y retorno rockero con Wendy & Lisa Lion of Judah, el cual justifica por si solo la compra del mismo. Desde ya, clásico inapelable de Prince. El libro de fotografías + CD de sus actuaciones en Londres 21 Nights-Indigo Nights resulta ser de lo más destacable de esta época, aunque sólo aquellos sobrados de recursos económicos puedan permitirse el capricho.
LOTUS FLOW3R/ MPLSOUND (2009) Sin aprender de su fiasco con Crystal Ball, Prince insiste en Internet para vender otro triple CD aunque aquí comente dos al ser el tercero, Elixir, de su protegida y amante Bria Valente (tampoco se pierden mucho, la verdad). Otro fiasco en la red de redes que sirve para que sus fans se reboten aún más con él entre esto y su absurda política de censurar videos y actuaciones suyas por portales de videos. Ciñéndonos a la música, Lotus Flow3r es algo mejor que lo ofrecido en Planet Earth aunque tampoco sea para tirar cohetes. Encontramos gran calidad en su versión de Crimson & Clover, la excelente 4ever, la reminiscente de Purple Rain Colonized Mind, la infravalorada Love Like Jazz, el divertido $ o el homenaje a Hendrix que supone Dreamer. Aparte de eso, poca chicha que sacar salvo por temas que mejoran en directo como Feel Good, Feel Better, Feel Wonderful. El resto, manifiestamente mejorable. Como lo es el MPLSound, bienintencionado homenaje a sí mismo y al sonido que popularizó pero que acaba siendo un disco previsible y hecho sin energías creativas en lineas generales que hace bueno al Planet Earth y todo.
20TEN (2010) Y para cerrar esta serie de posts, otro retorno al sonido Minneapolis bastante más afortunado que MPLSound, concretamente a la era 1999. El aficionado más nostálgico posiblemente disfrute joyas como el inicio movidito con Compassion, la pseudosecuela de The Beautiful Ones Future Soul Song, enormes alegrías como Sticky Like Glue que bien podría haber sido un estupendo single, el falsete principesco en todo su esplendor en Walk in Sand y Sea of Everything o el Everybody Loves Me que bien podría haber sido una cara B del Controversy. El resto no pasa del aprobado raspado, si bien en lineas generales el disco da esperanzas a uno de que en años venideros aparezcan otros discos más redondos. Uno tiende a sospechar que Prince continuará por este sendero de nostalgia y que dificilmente reaparezca aquel artista que facturó no ya los clásicos discos de los 80, sino aquel del Love Symbol Album, Gold Experience o Rainbow Children. Pero puede dar la sorpresa cuando menos lo esperemos. Esperemos estar ahí para contarlo.